TEXT 47

-Ellas verán lo que hacen. Su porvenir no me preocupa en absoluto.
-A mí, sí -contesté. Y bajé la cabeza avergonzada porque no sabía qué más decir, aunque eran muchas cosas las que se me ocurrían. Los pueblos se iban muriendo porque la gente se iba. ¿Por qué ese quererse marchar? ¿Es que no podían solucionar sus cosas aquí mismo, sin huir a malvivir en las grandes ciudades, para lo que además no estaban en absoluto preparados, y seguir desde allí añorando la casa grande, la huerta y todo lo que dejaron?
-Quiero ser maestra de pueblo -repetí-. Quiero que mis chicos puedan estudiar y tener cultura. Sólo así sabrán elegir su destino. Unos se irán, lo sé, y otros se quedarán. Seguirán en la agricultura, cultivando campos, cuidando ganados, pero serán más felices de lo que son ahora, porque, al haberlo elegido, amarán su trabajo, porque habrán tenido dos opciones y se habrán quedado con la que más les atraía, ¿comprendes? Y yo tengo la esperanza de que puedo aportar algo de mí para que esto ocurra.